En una ocasión, le preguntó un discípulo a su Maestro:

– ¿Cómo puedo librarme del miedo?

– ¿Cómo puedes librarte de aquello a lo que te aferras?

– ¿Está insinuando que en realidad me estoy aferrando a mis propios miedos? No puedo estar de acuerdo con eso. ¡Estoy deseando librarme de ellos!

– Piensa qué es aquello de lo que tu miedo te protege y verás cómo estás de acuerdo. Y podrás ver además tu insensatez.»

~ Anthony de Mello  «¿Quién puede hacer que amanezca?»

¿Y yo?

¿Tengo identificado qué es aquello de lo que cada uno de mis miedos me protege? ¿Y quiero hacerlo? ¿Quiero aprovechar la oportunidad para identificar lo que se esconde tras ellos, esa parte de mi que se siente vulnerable y reclama protección de esa forma?

Me paro un segundo… Respiro como mi cuerpo me lo pide… Y escucho lo que me dicen mis miedos, lo que hay tras ellos… Escucho a lo que me estoy aferrando…

Una vez identificado aquello de lo que cada uno de mis miedos me protege, entra en juego la auto-responsabilidad: ¿Qué quiero hacer con lo que he identificado? ¿seguir aferrado a esas protecciones, a esos apegos, o librarme de ellos?

Y… ¿cómo quiero hacerlo? Una buena forma que me indicó un Maestro en una ocasión, para abordar aquello que no sabemos cómo hacer, es «simplemente... en gerundio».  Esto es, librándome de ellos, soltándolos… Decidiéndome a librarme y desapegarme de ellos de una vez por todas…  Decidiéndome a vivir sin aquello a lo que me aferro, para evitar responsabilizarme plenamente de mi vida.

Y… ¿Cómo me siento dando este paso?  🙂